sábado, abril 14, 2007

Salas vacías


Dicen que cada lugar puede mantener parte de las energías de las personas que lo han frecuentado.
Ésta era mi sala en el Lycée Arthur Rimbaud de Istres, y cuando veo esta foto puedo imaginar y recordar distintas situaciones: risas, malos ratos, interés e indiferencia... comunicación verbal y no verbal. TCG, TCGRH, 1eCOM, 1eL1L2, TL, 2º4, 2º12, TES3... siglas sin sentido que para mí adquirieron sentido. Semanas pares y semanas impares. Llaves que abrieron pequeñas puertas a grandes mundos.

Una pantalla donde vimos películas: cortometrajes, sinopsis... el infaltable trozo de "Machuca". Mi laptop como herramienta fundamental. Los futuros inciertos de "La guitarra" de los Auténticos Decadentes. Las partes del cuerpo de "El león" de Willy Sabor. Fotos de Santiago, fotos de Isla Mocha, fotos de Valparaíso, fotos de Andacollo... fotos, fotos y más fotos. Juegos de ahorcados y de bachilleres. Reflexiones sobre la interculturalidad, la inmigración y la religión. Vi adolescentes sufriendo por amor, otros con problemas familiares y de salud, y una gran mayoría con sueños, ilusiones y la felicidad que dan las hormonas floreciendo.

"¿Cómo se dice je t'aime?" Se dice "te amo", pero también "te quiero", "me gustas"... en español tenemos más expresiones con distinto significado para esa simple expresión. ¿Será que los hispanoparlantes sabemos más de estos menesteres?
Recuerdo algunos pueblos indígenas que tienen muchas palabras para algo tan sencillo para nosotros como "Tierra".

La Tierra... algo tan grande se hace tan pequeño a veces, y las distancias parecen no existir ayudados por las bestiales tecnologías. Susurrando un poco de español y un poco de francés... todo está ahí. El mundo es un pañuelo... como el pañuelo de la musulmana que no quería entrar a clases sin él.

Ésta era mi sala de clases, la sala de arte, del arte del español, del arte del buen vivir. Un poco de mi energía quedó ahí... un poco de mis alumnos va en mi recuerdo.

"HOLA, SOY RODRIGO RATÓN", ese ratón de la leyenda de Buda, que va "un poco" más allá que el resto, sólo ese poco que basta para ganar. O eso espero... la esperanza no debe morir nunca.

Un abrazo a todos mis ex-alumnos.

1 comentario:

Andrea dijo...

Una sala vacía siempre evoca los momentos que vivimos ahí… Tengo la convicción absoluta de que uno se lleva mucho más de lo que da en las salas de clases, y no porque sea poco lo que uno entrega, al contrario… simplemente, porque detrás de cada alumno hay un universo, en cada banco un mundo… y cuando las salas quedan vacías, nos llevamos incontables pinceladas de esos particulares universos, que pasan a ser parte de nuestro propio y también particular universo… y sin duda alguna, más de uno de nuestros alumnos, se lleva una pincelada de nuestras visiones de mundo, que los acompañarán a entender lo que les va regalando la vida… Este encuentro perdura en el tiempo, porque éste también hace su labor, muchas veces después de transcurridos los meses y a veces los años, percibimos lo que nos llevamos de aquellos muchachos que se suponía iban a “aprender de uno”… y claro que muchos así lo sintieron, pero siempre el “vuelto siempre es demás”… Dar es dar…

Te quiero mucho