de soledades, compras y bienvenidas...
Sábado por la noche. Estoy solo. Diane ha ido a pasar el fin de semana a Marsella. Va a un curso de danza, y se quedará donde su amiga Celinne, la misma que fue el miércoles al cine, y que al ir de vuelta junto a su madre y hermano, fueron controlados en su auto por la policía, y les estaban pasando un parte por 350 euros. No entendí el motivo de la infracción, pero si entendí que el parte se redujo a 15 euros a condición que la señora le diera el número de teléfono de su hija Celinne… y yo que pensaba que eso no pasaba en Europa. Bien por Chile que tiene a unos señores de verde más cartuchos.
En fin. Es sábado por la noche, y yo no sé adónde podría ir. Las calles están vacías, incluso pasan pocos autos. Me gustaría que alguien pudiera hacerme compañía y conversar un rato con un copete. Pero estoy tomando leche. Lait avec du cafe, et sucre. Hay un azúcar de caña, “La Perruche”, que por el nombre y por el lorito que aparece en el envase, me recuerda a mi tío Perucho… y también porque es “de caña”, jajajaja… Pierre Lillo Novalluna, avec son chien Patan.
Hoy salí corriendo a comprar, llegué al supermarché Geant cuando eran las 20:35, o sea, sólo faltaban 25 minutos para que cerraran. Y eso que es el supermercado “trasnochador” de la ciudad. Tenía que comprar ahora, pues el domingo está todo cerrado… todo muerto. François, el profesor de español, me decía que el panorama actual de los franceses de fin de semana, es tomar su auto y vitrinear los grandes centros comerciales que están en algún kilómetro de las autopistas. Sospechosamente parecido.
En el supermercado casi no quedaba gente. Fui a comprar un cuaderno y tuve que pasar por el sector de electrónica. Impotencia. Al mismo precio que compré el notebook donde escribo estas líneas, veo algunos modelos mucho mejores que el mío. Está bien, para que hacerse mala sangre. Tal vez encuentre accesorios fotográficos a buen precio en Marsella… necesito un trípode.
Me di muchas vueltas, no encontraba los oeufs (huevos) ni la harina. ¿Cómo se dirá harina? …veo un envase de pan. Entre los ingredientes, “farine”… uff… que más fácil. Encuentro los oeufs y la farina; y a la fila. Diviso leche… un litro. Todo sea por la tortilla. Paso por la caja. La cajera ve que los huevos no tienen código de barra. C’est la merde! Me va a hablar y no le entenderé. Ok… la escucho. No necesito entenderle. Me dice que no puede hacer na’ sin el código de los huevos. Yo tampoco digo na’ y sólo le indico con el índice que iré a buscar otro envase, total están cerca. ¿Pensará que soy mudito, extra tímido o tontín? …mmm… Por último, para la otra aplicaré un comodín. Fui a buscar los huevos con código de barras. Ella al fin sonríe y me agradece; supongo que muchos franchutes habrían puesto mala cara ante tal situación. Bon soiré, au revoir y más sonrisas… las únicas palabras y gestos del día fueron amables. Si hasta la habría invitado a tomar una chelita, si tuviera los huevos para eso.
Por hoy nada más que agregar… salvo que por fin hoy pude practicar Tai Chi por hora y media. Bien por eso.
Mmmm… sí, en realidad podría agregar también que ayer viernes fui por fin al liceo. Me recibieron muy bien, la gente es muy simpática, y si me hablaban despacio, les entendía casi todo. Me sentí como “la novedad”, y en cuanto llegué llamaron a la enfermera, Madame González, … españolísima! Y tuvo la gentileza de mostrarme todo el liceo, de indicarme trámites y demases cosas por hacer… el casino donde almorzar por 2 euros, la biblioteca donde trabaja una francesa casada con chileno, una señora simpática y chistosa, y que bien me hizo reír pues hablaba no en español, sino que en chileno… “Por fin alguien me entiende si le digo me voy a echar al pollo, o deja de fregar la pita”, jajajaja… buena, otra viejuja de biblioteca simpática, como las compañeras de mi mamá. Si hasta quedé invitado a cenar algún día.
Luego en la sala de profesores… no diviso a Francois, pero no importa, Madame González me presenta y salta otra profesora de español. Lo habla perfectamente; me explica el sistema y me ayuda para que me conecte vía wi-fi con mon portable ordenateur, pero de nuevo los intentos son fallidos. En fin, no hay urgencia. Ella se va a clases, y una joven profesora a mi lado me habla, y me imagino en una película de Almodóvar: “Me llamo Elena y llegué hace años como tú, pero desde España, me casé y me he quedado. Bien si puedo ayudarte en lo que sea, eh?”. Así ha sido la tónica, buenos recibimientos, no tengo asunto de qué quejarme. Estoy viviendo este viaje aquí y ahora, contento… éste es mi presente y es lo que vale.
Ahora sí… bonne nuit.
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