miércoles, noviembre 29, 2006

Un chileno entrado en carne

El proceso de escribir sobre las vacaciones y de convertirlas en artículos multimedia para este blog, resultó trabajoso e incluso lento. Esto se debió a dos cosas: por una parte, quería entregar algo bueno, y que por lo mismo debía demandarme tiempo y cabeza. No sé si logré el objetivo, pero al menos sé que le puse empeño, y eso reconforta.

El segundo motivo fue que tras las vacaciones caí en una especie de letargo, en un ensimismamiento con sentimientos de nostalgia, ante una natural respuesta del cuerpo de “chanta la moto cabrito”. Para el equilibrio, luego del Yang, viene el Yin… o como se dice por ahí, “Necesitaba vacaciones de mis vacaciones”. Muchas reflexiones dieron vueltas en mí sobre los temas de familia después de ser espectador de la cohesión y diferencias en el grupo de Camilo. Pensaba en lo trascendente que puede ser tener hijos… cosa que ha sido para mí fuente de cuestionamientos, y que como muchos de mis cercanos saben, por ahora (ni por mucho tiempo… indefinido) no tengo la más mínima intención de dejar descendencia en este mundo. He tenido ganas algunas veces… pero se me han pasado rápido.

Por supuesto que en toda esta forma de pensar hay una relación directa en cómo viví mi infancia, y en particular, cómo ha sido el vínculo con mi madre. Me he acordado mucho de ella… se le echa de menos.

Y bien… para terminar el tema vacacional pre-ensimismamiento, tuvimos una llegada a Marseille sin novedades. En una kilométrica fila (normal, por ser el último día de vacaciones), compré mi pasaje a Istres, mientras Camilo hacía lo mismo para Digne-les-Bains. “Ya nos tendremos que ver en Digne”, le dije al despedirme.

Monté el tren con la extraña sensación de estar volviendo a casa. Digo extraño, porque no es mi casa… pero de cierta forma sí lo es. Fait comme chez toi, me ha dicho Diane más de una vez, es decir, Haz como en tu casa. Sentía que volvía a algo más familiar, un refugio con espacio propio, el lugar donde naturalmente tendería a este desplome post-vacacional.

Al llegar a Istres experimento la felicidad de haber hecho un buen viaje. El día está lindo, pasamos mediodía, y se respira la tranquilidad de un pueblo en día domingo. Al salir de la estación, se me acerca un lolo y me pregunta si soy de la ciudad. Titubeo un momento, pero con un pequeño e inocente orgullo le digo que sí. Entonces me pregunta si el bus pasa día domingo, cosa de la cual no tengo la más mínima idea. “Desolé, je ne sais pas. Je suis ici depuis un mois”. El lolo es buena onda, y me pregunta si soy italiano. Le digo que no, que soy chileno… de Sudamérica… me responde en español: “¡Aah! Yo sé poco español, mi novia en España. Chili es bien… muy muy bien comida, ¡Chili con carne!”. Yo sólo sonrío y le hago un gesto de aprobación, no tengo ganas de enmendar un error tan común como éste: muchos jóvenes franceses piensan que el plato típico de Chile es el CHILI CON CARNE, aquella “ajiesca” comida mexicana que se llama como nuestro país, y que hoy compré preparado y enlatado en Géant Casino, para constatar de una vez por todas que tan picantes somos los chilenos.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Por supuesto que lograste el objetivo, y con creces… logras traspasar más que simples vivencias y observaciones en cada nota que escribes… Tu blog sin duda ha trascendido a la bitácora que pretendía ser…

Creo que la vida se encarga de instalarnos reflexiones de múltiples e insospechadas formas… y muchas de esas reflexiones por la forma de cómo se instalan y de cómo nos obligan a pensar… dejan más que simples reflexiones… valga la redundancia de la expresión… Y por supuesto que la reflexión nos hace volar con más seguridad… pues nos permite alzar un vuelo más alto…

Te quiero mucho…

Ismael Cortés dijo...

Parece que una y otra vez los ensimismamientos sirven a más de uno, y extrañamente, se dan en paralelo. En este momento, como todas las noches, hay un gato que maulla desesperadamente como todas las noches, a unas cuadras de la casa de tu madre.

Un abrazo grande mi viejo.

Ismael.

ps1: "Monté el tren": se te está pegando el acento, te pasaste pa chanta, jajajajajaja.
ps2: Gracias por el comentario, pero no se si soy merecedor de ese halago.

Hitomi dijo...

Veo que que son momentos de reflexión...dejame decir que tu bitácora nos ayuda a todos a replantearnos muchas cosas...así que desde ya agrega unos buenos puntos a tu vida!!! jajaja..
como es eso de que somos picantes...picamos dos veces eso sí jajajjajajajjaja

Te quierooooooo

Rodrigo González Lillo dijo...

Del diccionario de la RAE
Montar: (del francés, monter) intr. Ponerse o subirse encima de algo.

Antes decía "computador", ahora digo "ordenador".
Antes decía "pendrive", ahora digo "la llave usb".
Antes decía "el casino", ahora digo "la cantina".
Antes decía "fotografía digital", ahora digo "fotografía numérica".
Antes decía "voy al Líder", ahora digo "voy al Géant Casino".
Antes decía "¡Córtala!", ahora digo "Arret!"
Antes decía "fome", ahora digo "aburrido".
Antes decía "¿Vamos a tomarnos una chela?". Ahora... me tomo la chela yo solito en casa.

Ismael Cortés dijo...

Una vez más, me contradices y tratas de defenderte, pero esta vez no estoy ni alló con tus comentarios, franchute, jajajajajajaja. Vas a terminar hablando igual que mi tío: "le chá montan el cerro para chazer de wasó". Todavía no cacho cómo le entienden los franceses. Ni los chilenos tampoco.

Un abrazo grande.

Rodrigo González Lillo dijo...

No te contradigo, te apoyo... yo me pregunto si alguien me entiende AHORA? jajajaja...

Anónimo dijo...

Rodrigo, todos te entendemos. Y verificamos que la palabra es una herramienta de comunicación que conlleva ( o "abarca" (para los que prefieren la metáfora de la "bitácora") códigos y valores culturales. En seco, te estás adaptando a tu nuevo ambiente cultural. Y todos aprendemos como nosotros aprendemos de ti. Es una experiencia extra-blog muy enriquecedora para todos. Muchas gracias, también, a tus paisanos por sus comentarios aunque algo patriotero ("franchute"), que por ser hijo de inmigrante español lo sufrí. Lástima que el tiempo pase tan rápido. Espero intimamente que el lazo multicultural se contruya.