lunes, diciembre 04, 2006

¿Qué significa "ser chileno"?


Hace unos días vi un documental sobre la región donde vivo: La Provence, que traducido literalmente podría decirse “La Provincia”, aquel lugar alejado de la gran urbe. El filme, de buenas a primeras parece cuasi-turístico, por ser muy descriptivo, pero a medida que avanza vemos como trata de escudriñar la identidad local, la cual parece estar sujeta de los siguientes pilares:

El poeta Frédéric Mistral, un ícono de la literatura provenzal del siglo XIX e inicios del XX, base de una gran gama de literatura regional. Como dato anexo, le da el nombre a los fuertes vientos de la zona… y por ahí dicen, que la poetiza Lucila Godoy Alcayaga -Gabriela Mistral- tomó su apellido para usar como seudónimo.

El siguiente pilar es el idioma provenzal. En el debate posterior al documental, el presentador cuenta que hay pocos profesores certificados en la lengua, y que el rectorado de Aix-Marseille tiene la voluntad de mejorar la situación, pero que de la voluntad al hecho… hay mucho trecho. Habla sobre la política que pretenden algunos: manejo de la lengua nacional, una lengua extranjera, y una lengua regional.

Se palpa en el ambiente un deseo “de los grandes” por revivir el pasado campesino de décadas y siglos guardados en la memoria. Pero en la actual realidad urbana, veo contados jóvenes que tengan el mismo interés, muchos de ellos consideran al provenzal como una lengua muerta, y no se molestarían en aprenderla porque sencillamente no tendrían con quien hablarla; y en un cien por ciento se privilegian los idiomas extranjeros, en especial el inglés. Probablemente sea la edad… supongo que en todas partes del mundo, la mayoría de los jóvenes reniegan del pasado como una manera de despegue y diferenciación.

El problema es el mismo en muchas regiones del mundo, ¿Cómo hacemos compatible la globalización con el mantenimiento -o fortalecimiento- de la identidad local? Es un tema que me ha tocado conversar con algunos alumnos, y aunque las conclusiones no son muy decidoras, todos coinciden en la importancia de la identidad, pero nuevamente pienso que el discurso no va muy acompañado de la acción. Esta discusión escolar ha sido estimulada con un texto que es extraído de la película L’auberge espagnol (en Chile se conoció como Piso Compartido), que narra la historia de un joven francés que va a estudiar a España a través del conocido programa Erasmus, que promueve la movilidad estudiantil en Europa, y en la cual deben convivir jóvenes con diversas lenguas de origen.

Me llama la atención como dentro de un país puede haber tantos otros pequeños países. De hecho, los franceses así llaman a sus regiones: El país de Aix, el país de Arles, etc. El regionalismo está marcado por diferencias culturales en la gastronomía, una lengua local en la mayoría de los casos, el vino y otros tragos, la manera “tradicional” (antigua) de vestir, los bailes, la relación con los demás y tantas otras costumbres. Todo este conjunto pude apreciar en un magnífico evento organizado en Istres: La Fiesta de los Pastores, cuyas fotografías he publicado en Distancia Focal.

Pienso en el caso Latinoamericano, y en particular de Chile. Se ven muchos esfuerzos por rescatar identidades, por conocer algo más de los ancestros, de las lenguas indígenas, de la oralidad campesina; pero creo que muchos de esos proyectos se los puede llevar el viento si no existe detrás una política que lo incentive permanentemente, si no existen las obligaciones escolares por valorar el patrimonio, ni profesores con conciencia. Si no hay espacios para compartir y debatir… si nada de eso está presente, buena parte de nuestra memoria se perderá cual alzheimer cultural. O simplemente, será privilegio de una elite ilustrada, como tal vez ocurre hoy.

¿Qué es la chilenidad? ¿Acaso las empanadas, el copihue y la bandera? ¿Bailar un pie de cueca por un día en el año? Las empanadas se preparan en varias partes del mundo, la cueca se baila en Perú y el copihue crece en Argentina también. No señores… la chilenidad no está en esas cosas que nos enseñan en kindergarten. Ser chileno es valorar y conocer nuestra propia familia, la del vecino y la del hombre del campo. Es nuestra manera de hablar, nuestra cumbia de año nuevo y nuestra cueca del 18, es la tardía once de verano a las 9 de la noche con toda la familia. Es la micro santiaguina con el choco panda estival, es un paseo en bote por la Quinta Normal, una caminata por el Forestal, una travesía en teleférico, una vuelta en lancha por la bahía de Valparaíso, una subida en el ascensor Artillería, un caldillo de congrio en una perdida caleta. El chileno es el arriero que lleva el ganado en la cordillera, el mapuche que pelea por su tierra, el soldado que construye una carretera en un rincón inaccesible del país, el pehuenche haciendo harina de pinón, el oficinista sudoroso del Metro en verano, el artista que muestra lo que no vemos, el pescador que se embarca a las 5 de la mañana, el escolar pelusón… el roto, e incluso el huaso. Sin embargo, todo esto también parece parte de una gran suma de clichés… siento que la pregunta no tiene respuesta obvia ni precisa.

Pienso… que el problema del chileno es que no creemos en nosotros mismos. Todo lo de afuera es mejor, y de hecho, da pena constatar que en muchas ocasiones así es, pues salvo excepciones las cosas se hacen a medias, se hacen mal o simplemente… no se hacen. Cuando salgamos de nuestra enajenación, cuando el dueño de fundo y el peón salgan de la mediocridad, crean en sí mismos y vean más allá de la burbuja... creo que si eso llega a suceder, en un lejano futuro, este bendito país podrá llamarse desarrollado. Y tal vez en ese momento podamos contestar a la pregunta: ¿Qué es ser chileno?

Creo que buena parte de mi viaje me está haciendo valorar muchas cosas, y en especial mi lengua castellana. También me gustaría aprender mapudungun. Y ya que ahora el francés dejó de ser obligatorio en los colegios, son nuestras lenguas aborígenes las que deberían implementarse por decreto.

Y si tenemos a nuestra propia Mistral, con premio Nobel y todo… no tenemos por qué sentirnos menos, y creamos… creamos que se puede. ¡Viva Chile, mierda!

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que faltó algo muy chileno en estos días: la celebración en Plaza Italia. Celebración que se está comenzando a vivir con los triunfos de mi equipo, ese que cuando se pregunta : " Quién es Chile?", se grita fuerte "COLO COLO".
El día 13 de Diciembre se verá algo realmente chileno, si es que se produce, y va a ser el festejo más grande en los últimos 15 años, el ver a todo un país diciendo "somos campeones continentales", subiendose todos al carro de la victoria, pero demostrando que si hay algo realmente chileno es Colo Colo, el Equipo que ha sabido ser campeón.

Hitomi dijo...

Fuerte las cosas que escribes...

PD: no me gusta el colo colo y eso que soy bien chilena!!!!...aun cuando mi abuela sea francesa jajajajja

agua con sal dijo...

jjajaja, me dió risa la primera frase de "Un chileno entrado en carne" me sonó casi a tarea de colegio... en todo caso, vas a tener cien millones de cosas que contar cuando vuelvas... y ya no se las vas a tener que escribir a la profe jefe jeje.... ay.. ando fome ahora... pero juro que algún día haré un comentario como la gente.

besitos

Ismael Cortés dijo...

Tengo sentimientos encontrados con tu artículo. Por un lado, no me gustan las arengas ni los consejos, ni las lecciones de vida (lechataubelgrade). Por otro, veo mucha verdad en lo que dices ¿hasta donde puedes llegar con la identidad? ¿la república de magallanes? ¿Concepción como liverpool chilensis? ¿El norte casi peruano?... o boliviano. Así me gusta cada lugar. Así detesto también a aquellos que buscan en otros lados algo que no encuentran acá (te encuentro mucha razón en eso) tanto como ellos mismos detestan el futuro esplendor que nunca encontraron aquí: dudo que lo lleguen a encontrar.
Francia o Australia pueden ser el sueño que quisieron encontrar, el problema es que todavía no saben qué sueño es el que buscan. Quizás sea ese el problema.

Abrazos grandes.
Ismael.

Rodrigo González Lillo dijo...

Creo que hablamos de lo mismo... no existe una identidad, sino una suma de identidades subvaloradas.

La arenga nace del político que llevo dentro... hay algo de eso en mí.

Saludos.

Anónimo dijo...

En eso tocamos con la fibre íntima de una parte (¿un momento?) del ser : el porqué vivir o para qué. Y el camino se "hace al andar". Personalmente,yo,hijo de inmigrante,decidí arraigarme.

Carlos Ruckoldt dijo...

Bueno, en primer lugar la identidad no es la suma de rasgos que nos constituyen, es siempre más que eso. En nuestro caso particular veo difícil identificarse con los pueblos aborígenes porque realmente solo la minoría de nuestra población ha recibido el influjo de estas culturas (más allá de lo racial), hay que recordar que los españoles impusieron su cultura y manera de ser de manera que una fusión cultural en realidad nunca ocurrió. Por otra parte los estereotipos no son más que eso, estereotipos, la identidad de un país vá mucho más allá de eso, los estereotipos cambian con el tiempo y es probable que cambien mucho antes que nuestro sentido de ser chilenos. Una nación se forma por un pasado común y una forma de ver el mundo mas o menos compartida, un paradigma, la lengua por una parte constituye este paradigma, las creencias religiosas e instituciones sociales también, tanto políticas como más abstractas como el machismo etc., si te fijas puedes encontrar ciertas similitudes entre nuestra cultura y la española. En este sentido me dio la impresión que buscabas una respuesta del tipo "chileno: ....." lo que en realidad nunca podrá ser respondido.

Rodrigo González Lillo dijo...

Insisto que esa pregunta tendrá respuesta cuando seamos un país desarrollado.

Y respecto a los pueblos indígenas, no concuerdo mucho con tu visión, pues tanto ellos como tantos otros aspectos culturales son parte de "este pasado común". Muchos fenómenos culturales, no por no conocerlo, no existen. Están ahí... latentes. No por nada pasó lo que pasó en Chiapas, no por nada hay mapuches peleando que son acusados bajo la "ley de seguridad interior del Estado", no por nada durante el 2005 en Francia se quemaron cientos de vehículos...... todos los conflictos étnicos son bombas de tiempo que nos hacen ver que las minorías son parte de la cultura y la sociedad.

Una sociedad que no respete ni acepte las minorías, más aún cuando éstas SON PARTE de un pasado común, no está respetando su propia Historia... somos parte indígena y parte europeo. Pero no somos europeos, ni indios. Somos un poco de los dos, y hemos contruido algo nuevo... sin una forma muy definida.

Un millón de mapuche, de un total de 16 millones de chilenos, no es una minoría despreciable. Así es que... abramos los ojos a lo que permanece invisible frente a nuestras propias narices.

Rodrigo González Lillo dijo...

Y cuando ahora todos quieren gritar: ¿Quién es Chile? ¡Colo Colo!

Precisamente.... el cacique, las raíces mapuche ahí siguen, y nada menos que homologándolas con el nombre de todo un país.