Postal viñamarina
A veces hay cosas que no se recuerdan sólo porque no quieren recordarse. El sábado fui a Viña del Mar para presenciar el concierto "Dos pájaros de un tiro", con Serrat y Sabina. Yo habría jurado de guata que no iba a Viña hacía unos 3 años, pero cuando bajé del bus encontré todo más familiar que ese recuerdo... y ahí me acordé que había estado de paso una tarde hace algo más de un año, tan sólo unas semanas antes de mi viaje a Francia. Me había despedido del Pacífico, y había estado en la playa de la foto meditando sobre algunos sucesos poco gratos.
Algunos años antes, también me vi en la misma situación, con mi música en las orejas y pensando en un golpe de la vida.
Y hoy, al día siguiente del concierto... el eterno retorno al sitio de contemplación luego de haber recibido dos golpes certeros, que por suerte no significaron herida profunda. Mi maestro de Tai Chi dice que los días nublados son días más apropiados para practicar el Tao, o digámoslo así, son mejores para meditar.
Una fotografía muy simple. Una paisaje muy visto. Una postal de Viña del Mar. Para cada quien un significado. Para mí, dolores y sanaciones.
la lengua muy larga
y la falda muy corta.
Me abandonó,
como se abandonan
los zapatos viejos,
destrozó el cristal
de mis gafas de lejos,
sacó del espejo
su vivo retrato,
y fui tan torero,
por los callejones
del juego y el vino,
que ayer el portero
me echó del casino
de Torrelodones.
(Joaquín Sabina, 19 días y 500 noches)
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