De los acentos en la torre de Babel…
Y bien… han pasado las semanas y no se podría decir que hablo francés, ni que lo entiendo a cabalidad. Pero tengo el oído más afinado y me he dado cuenta de la presencia de acentos diversos. Es tan sencillo como que, si entiendo más del 50%, es porque la persona que me habla tiene el acento de París. Y si casi no entiendo, es porque tiene el acento “provenzal”, propio del sur de Francia.
El fin de semana pasado vino Laurent, un amigo de Diane, y muy amablemente me invitaron a acompañarlos en su velada. Yo, sin saber como se dice “estoy tocando el violín”, me quedé encantado degustando la receta inventada por Diane, un buen vino, una película entretenida (El Aro, vista ya 3 veces… pero la primera en francés)… y una buena conversa. Como es de imaginar, ante panorama tan piola me daba lo mismo tocar el violín… si sólo faltaban las velitas… jeje.
En la mesa, Laurent a veces me dirigía la palabra… pero no le entendía cosa alguna! Hablaba levemente más rápido y más acentuado… como he escuchado a varias personas de la zona. Diane se mataba de la risa y le decía que tenía que hablarme más modulado; él hacía el esfuerzo, pero pocas veces resultó. Sin embargo, quedé maravillado de mí mismo cuando ella me hablaba largas frases, contando algunos pasajes de su vida, y yo le entendí más del 90%. Me imagino que habla el francés de manera análoga al arquetipo de inglés muy bien pronunciado; recuerdo las películas de la Guerra de las Galaxias, y lo claro que habla Lord Vader o Sir Alec Guiness (Obi Wan). Dicho sea de paso… a la asistente de inglés se me ocurrió hablarle algunas cosas en su lengua madre. Ella me contestó como sacada de película gringa… y ante mi cara de duda volvió a hablarme en francés. Total… dos que apenas cachan una lengua es mejor que uno sepa mucho más que el otro.
Volviendo a la velada, ellos dos a veces hablaban cosas como si estuvieran “off the record”… total el chileno apenas sabe francés. Ahí Diane hablaba un poco más rápido, pero a veces igual le entendía. Fue así como en algún momento Laurent me preguntó si echo de menos Chile, y para evitar tanta explicación, y haciéndome el duro, simplemente le contesté que no. Entonces Diane, nuevamente “off the record”, le dice algo así como “por supuesto, como va a echar de menos, si lo he recibido bien y yo soy encantadora”. Sonríen con complicidad, y yo con mucha naturalidad intervengo dirigiéndome a Laurent: c’est vrai (es verdad). Y vinieron las carcajadas cuando se dieron cuenta que estaba entendiendo mucho más de lo que pensaban. Y Diane… sonrojada y sin parar de reír.
Al menos todo resultó muy simpático, y no me sentí como convidado de piedra. Al día siguiente, me invitaron a salir con ellos a una playa de Port St. Louis, en el estuario del Rhône, donde al fin pude tener ante mí el Mediterráneo.
Los dejé caminar solitos… y yo me fui a sacar fotos y grabar en video un deporte que es practicado por varios, y que aprovecha los fuertes vientos de la zona. Ni idea del nombre del deporte, pero dejémoslo en algo así como “parapente surf”. ¿De qué trata? Mejor verlo en fotos… pero éstas las publicaré en Distancia Focal.
Por ahora… les dejo la foto del inicio, y mi testimonio de presencia:
2 comentarios:
hola rodrigo
que divertido lo que escribes, yo tambien tengo muchas dificultades para entender a los franchutes y eso que yo soy profesora de frances en chile!!!!! jajajaja, por ejemplo aca los bretone ( porque estoy en rennes, bretania) dicen t as compris?,y yo apendi a decir eso de esta manera tu as compris?... es terrible, y hablan super rapido y no modulan!!!! pero que bueno que lo estes pasando bien.. y que salgas, por que yo aca no puedo salir mucho porque vivo en un pueblo y para salir necesito auto, pero bueno siempre hay alguin que me conduce a rennes para carretiar un poco jajaja
ya te dejo
te mando muchos saludos
claudia
el profe
Baltasar Gracián escribió en su Criticón que Francia era el país de los siete vientos, lo cual explicaba que los franceses eran vacíos de la cabeza y que no era excepcional encontrarse a franceses volando hacia donde les llevaba el aire.
En el sur, tenemos un viento norte-sur que se llama Mistral, que viene de una palabra provenzal "lou mestre", el maestro.
Lo que pasa con este viento es que puede soplar con ráfagas muy violentas (hasta una media de 120km/hora), cosa muy desagradable sobre todo con el frío.
Os contará Rodrigo cuando regrese un día a su alojamiento con la orejas congeladas.
Donde las ráfagas culminan en fuerza son dos lugares. El primero es la plaza del palacio de los Papas en Aviñón,y el segundo es donde estuvo Rodrigo, en Port-Saint-Louis. Ahí se organizan competiciones de velocidad en windsurf, por el mistral...
Publicar un comentario